El Desafío de la Sostenibilidad en la Industria de la Moda: Adaptación y Colaboración
- Irene Jácome Ferrer
- 30 jun 2024
- 3 Min. de lectura
La introducción de nuevas leyes sostenibles en Europa y, de manera más específica, en Francia incrementará los costos para las marcas de moda. Esta situación puede resultar complicada para trasladar estos incrementos a los precios de venta a los que los consumidores están acostumbrados. Con más de 140,000 proveedores globales, la cadena de suministro de moda enfrenta un desafío crítico: cómo mantener la rentabilidad sin aumentar significativamente los precios de venta al consumidor. Esta situación plantea varias cuestiones y posibles soluciones para el futuro de la industria.

Por un lado, la incapacidad de elevar los precios de venta llevará a las marcas a presionar a sus proveedores para absorber estos costos adicionales. Esto ya ha reducido el número de proveedores en España, aunque algunos están diversificando hacia sectores con mayores márgenes. Otra estrategia, ante la dificultad de subir precios en productos básicos, es el reposicionamiento de productos para justificar aumentos de precio. Por otro lado, la normativa aprobada en mayo responsabiliza a las empresas de su cadena de valor, imponiendo controles y auditorías a los proveedores. Compañías como Inditex están optando por plataformas de transparencia y prácticas más responsables. Además, proyectos como el Future Supplier Initiative buscan fomentar la inversión en eficiencia energética entre proveedores, financiada en parte por garantías bancarias. Siguiendo la línea de reducción de emisiones, los contratos entre minoristas y proveedores se convierten a largo plazo para dar seguridad a los proveedores y permitirles invertir en modernización.
Además, la presión sobre los proveedores es innegable. Las empresas de moda, que no son dueñas de las fábricas donde se producen sus artículos, están trasladando los costos adicionales a estos eslabones de la cadena de suministro. Esta estrategia, aunque entendible desde una perspectiva empresarial, puede tener consecuencias negativas a largo plazo. La disminución de pedidos y el aumento de la presión en los precios ya están llevando a muchos proveedores a reconsiderar su participación en la industria de la moda.
Sin embargo, una solución potencial radica en la diversificación. Compañías como Tejidos Royo y Textil Santanderina están explorando sectores con mayores márgenes como los tejidos técnicos. Este enfoque no solo puede ofrecer mejores retornos financieros, sino también fomentar la innovación y la sostenibilidad en la producción. Además, las marcas y proveedores pueden beneficiarse significativamente de modelos de inversión colaborativa en tecnología sostenible y eficiencia energética, como los propuestos en el Future Supplier Initiative. Aunque ofrecen garantías bancarias, necesitan ser ampliados y profundizados. La transparencia y comunicación efectiva en la cadena de suministro, ejemplificada por la plataforma de transparencia de Inditex, debe acompañarse de una mayor colaboración para identificar y abordar conjuntamente los puntos críticos de costo y sostenibilidad.
Por otro lado, los compromisos de compra a largo plazo proporcionan una seguridad crucial para los proveedores, permitiéndoles planificar e invertir en mejoras. Por lo tanto, es esencial que las marcas aumenten estos compromisos y los mantengan incluso en tiempos de crisis. Además, proveer a los proveedores con los recursos y conocimientos necesarios para adoptar prácticas sostenibles, mediante programas de capacitación y educación financiados conjuntamente por marcas y gobiernos, puede ser una herramienta poderosa para acelerar esta transición hacia la sostenibilidad.
La sostenibilidad en la moda no debe ser vista como un costo adicional, sino como una inversión en el futuro de la industria. Al adoptar un enfoque colaborativo y transparente, las marcas pueden mitigar la presión sobre los proveedores y construir una cadena de suministro más resiliente y sostenible. La pregunta de quién pagará la sostenibilidad tiene una respuesta clara: todos los actores de la industria deben compartir esta responsabilidad para garantizar un futuro viable y ético para la moda.
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